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Publicado el 2021/06/09
El año 2020 marcó no solo un cambio de década, sino también un giro en la manera en la que las empresas entendían sus culturas corporativas, para poner realmente en el centro a sus empleados. No es un cambio que se haya dado de la noche a la mañana, sino que aceleró una necesidad que ya estaba latente.
La primera pregunta ya no es ¿el empleado es productivo o no?, sino que pasa a ser ¿el empleado siente que tiene las herramientas necesarias para sentirse productivo? Y este es el cambio más grande, en donde son las empresas las que tienen la tarea de asegurarse de que su staff está trabajando en el contexto que más le favorece, y aquí es donde la experiencia trabajando desde casa trae consigo un nuevo orden laboral centrado en el empleado, y no en el lugar físico.
Sin embargo, en un contexto donde la virtualidad predomina en la vida de las personas, es más importante que nunca cuidar el bienestar de los colaboradores. Según un reciente estudio realizado por Citrix en 2021, el 53% de los empleados argentinos coincide en que la cultura corporativa ha mejorado durante la pandemia y un 99% está de acuerdo en que les importa que exista una cultura corporativa que promueve el bienestar mental y/o físico. Esta tendencia que comenzó durante la época de aislamiento forma parte de la nueva normalidad del trabajo, y será crucial para el futuro del trabajo.
¿Qué significa cuidar el bienestar de los empleados? En primer lugar, adaptar los estilos de liderazgo a una nueva manera de trabajar, más flexible y humana. El mundo al que nos estamos reinsertando no es el mismo que hace 5 años atrás, ni siquiera el mismo que hace 13 meses. Como sociedad estamos transitando una nueva manera de ver la vida, y con ello, el trabajo. Por eso es crucial que la cultura de liderazgo resalte los aspectos más humanos, y permita escoger dónde, cómo y cuándo trabajar, de manera tal que habilite un balance para los colaboradores, que los empodere a elegir la manera de trabajar que más les convenga según la actividad que deban realizar. Es importante tener en mente que nuestros empleados son también padres, hijos, maestros, chefs, etc., es decir, tienen una vida fuera de la oficina. Si algo hemos aprendido es que la vida no se debe acomodar al horario laboral sino que hay que encontrar un equilibrio, y los líderes deben acompañar a su staff para alcanzar sus objetivos en sus propios términos.
En este contexto, podemos afirmar que la oficina tradicional tal como la conocíamos no volverá, y cada vez más vemos una tendencia orientada a pensar en modelos híbridos que combinan el trabajo a distancia y el presencial. Este escenario requiere un nuevo estilo de liderazgo, que se aleja de un esquema de seguimiento en cuanto a horarios.
Esto nos lleva al segundo punto, la flexibilidad. Según la investigación de Citrix, un 66% de los argentinos opina que para crear/mantener una buena cultura corporativa, un buen liderazgo es lo más importante, seguido por la creación de ambientes de trabajo y horarios flexibles (49%). El balance entre la vida personal y laboral se hace cada vez más importante, y las empresas deben adoptar herramientas que les permitan a los empleados alcanzar este dinamismo. Para ello, los espacios de trabajo digitales son un punto clave que les permitirá trabajar desde donde deseen, y cuando sea mejor para cada colaborador.
Para lograr este equilibrio, los equipos de TI y de RRHH deben trabajar en conjunto para desarrollar estrategias que promuevan el bienestar físico y mental de los colaboradores, utilizando la tecnología para impulsar las mejores prácticas que se adapten a las necesidades del staff, sin dejar de lado la experiencia de trabajo y la seguridad de la información.
Por otro lado, además de cuidar el bienestar físico y mental de nuestros colaboradores, también debemos velar por su bienestar digital. Venimos de un año casi 100% virtual, en donde los dispositivos tomaron protagonismo no sólo en el ámbito laboral sino también en el aspecto social. Pensar en una cultura always-on es un error muy grande. Necesitamos proveer a los empleados de herramientas que los ayuden a establecer los límites digitales, que les permita optimizar sus tareas para aprovechar los recursos virtuales al máximo para su desempeño profesional, pero que también contribuya a la desconexión en los momentos que amerita.
Es momento de pensar en humanizar el trabajo, y aprovechar los recursos tecnológicos para maximizar las experiencias, poniendo en el centro las necesidades y el bienestar de los colaboradores en estos tres aspectos: físico, mental y digital. De la mano de una cultura de liderazgo basada en la flexibilidad y el humanismo, el futuro del trabajo tiene mucho potencial para ofrecer al mundo de los negocios.
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